sábado, 25 de agosto de 2012

CHIMAMANDA: EL PELIGRO DE TENER UNA ÚNICA HISTORIA


Chimamanda Ngozi Adichie novelista nigeriana, autora de Flor Púrpura, defiende la hermosa idea del peligro de la historia única.
Los estereotipos no son necesariamente prejuicios no reales sino incompletos y desgraciadamente muchos de ellos no nos permiten ver claro y actuar maliciosamente hacia los semejantes, algunas veces de forma colectiva como Hitler con los judíos. 
Esto lo vivimos a diario cuando nos acostumbramos a un cliché, a una especie de sello o estigma que proviene de la historia única: “si eres colombiano … si eres negro… si eres judío… si estás gordo… si eres pentecostal... etcétera. Se espera algo de alguien en función a la historia única de su procedencia o de un acto o varios de ese determinado individuo en otro tiempo.
La vida personal, familiar y social no se compone de una única historia. El hombre infiel, también bañaba al perro, le daba de comer al hambriento y le donó un riñón a su suegra, pero solamente recordamos que era infiel.
Ubicar en su justa historia a cada persona o nación es conocer sus múltiples historias. Recuerdo que Jesús dijo  “no juzguéis para que no seas juzgados” porque con la medida que juzgues serás juzgado” Es difícil un juicio universal sobre alguien en base a una única historia. Por eso los jueces juzgan casos, aunque los consideran con la jurisprudencia de los atenuantes en base a historias suavizantes ,atenuadoras: la mujer cansada de abusos que comete el delito de asesinar a su marido… no hizo lo correcto… pero el jurado contempla otras historias que la llevaron a eso, por lo que su pena es vista con compasión, no solo con la justicia codificada.
Cuando uno lee las varias historias, la hermenéutica se enriquece y surge una más completa percepción de las cosas. Por eso, es que frente a la mujer adúltera, el maestro prefiere no juzgarla, frente a los fariseos, muchos de ellos amigos suyos, prefiere ser crítico y recordarles lo injustos de sus juicios, los de ellos, no los de Jesús. Frente al soldado herido por Pedro su defensor, el maestro prefiere sanarlo aunque se vierta inmediatamente en su contra. Uno tiene el poder de la espada, el otro, el mesías de la humanidad,  la capacidad de no ver sólo una historia, sino la del dolor del agresor.
Frente a cualquier situación voy a preferir el camino de la compasión, me dijo mi amigo José,  porque proviene del hecho de la conciencia de aceptar las varias historias que giran alrededor de alguien, que a veces nos sentimos  inclinados a rechazar. Ese es el mejor camino, el que propone Chimamanda, un balance de historias en donde encontramos siempre algo bueno, positivo, hermoso, aún en la vida o historia del más malo o despreciable de los mortales, del más pobre y malentendido pueblo o nación. 


1 comentario:

  1. Me parece un muy interesante punto de vista, gracias por compartirlo. Gloria

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