lunes, 21 de mayo de 2012

Destino, planificación y voluntad de Dios

Si uno no planifica no puede esperar resultados. Jesús mismo lo dice al referirse a alguien que quiere construir una vivienda, debe planificarla, igual que una batalla.

Danilo el actual presidente electo de R.D. es un vivo ejemplo de planificación de lo que deseaba, pero eso no fue suficiente para lograrlo porque hay factores que uno no maneja y pueden hacer la diferencia, a estos aspectos le queremos llamar destino.

Por encima de la planificación que depende en mucho de la formación, las condiciones objetivas, poderes y capacidad de revisión y continuidad, perseverancia e intereses que se tengan, está el destino, una especie de mapa, memoria, genograma personal y  generacional, se conjugan y dan eso, un destino, que si coincide positivamente con la planificación racional, tendremos una éxito enorme.

La voluntad de Dios, el otro elemento, pertenece al lenguaje de fe. Es creer que Dios está en control, que nos habla, nos anima, por medio de su Palabra, de su Espíritu, y de las circunstancias, sobre todo aquellas que se muestran como providenciales y las que son evidentemente milagrosas.

Providencial y milagroso puede ser encontrar una medicina o un buen marido o una excelente esposa.

El consejo directo. Planifique bien. Alégrese por las sorpresas del destino que operan a tu favor aunque no lo entiendas.Guarda silencio y espera la oportunidad para contrarestar las realidades negativas de ese destino incomprensible

  Y,  dígale al Señor, que se haga su voluntad en tu vida.

Eso puede traerte enormes satisfacciones.

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