martes, 4 de septiembre de 2012

SOLO PARA PENTECOSTALES ALEGRES



Ser Pentecostal más que una teología o una doctrina es una celebración de la vida del Espíritu. La relación que se hace entre ser pentecostal y ser legalista son circunstanciales, obedecen más bien a estilos muy puntuales del desarrollo de determinado culto.
La esencia del pentecostalismo está en la cercanía del Espíritu con todo ser humano, sobre todo con el que se abre a una experiencia con Dios, recibe su regalos salvíficos,  y abre su corazón para ser lleno, ser bautizado y continuar con la alegría de sentir esa presencia, por encima de los razonamientos, teologías complejas o imposiciones de costumbres, mandamientos de hombres o estatutos de cada forma institucional que haya tomado la corriente vital, neumatológica y vivencial que representa el fluir y compartir la visitación, obra y perfeccionamiento del Espíritu Santo en la vida del creyente.
Algo maravilloso en el pentecostalismo es que aunque hayan autoridades locales, conciliares o fraternales, no existe un líder o dirigente  mundial que argumente estar ungido como un gran superapostol que haya que obedecer como si fuera Dios, en virtud de alguna teología sucesoria amarrada a la legitimidad bíblica.
Un pentecostal siempre será pentecostal si se mantiene en viva relación con el Espíritu Santo, así que aunque deje de pertenecer a una organización determinada, su ser religioso, espiritual, su manera de dirigir su cerebro, costumbres, espiritualidad, su manera de ver la vida y de celebrar su fe, siempre será pentecostal. Aún cuando pertenezca a determinada religión tradicional: muchos católicos por ejemplo, son en esencia pentecostales, aún arrastrando sus viejas costumbres y rituales. Los anglicanos carismáticos son un ejemplo vivo de esa realidad. Católicos en doctrina, pero pentecostales en su fe.

Algunos ubican el origen de las iglesias pentecostales en épocas recientes como el siglo pasado y esto tiene alguna validez, pero el pentecostalismo en si, tiene una presencia desde el inicio del cristianismo: los primeros cristianos, en casa de Cornelio, el caso de Efeso es una evidencia, lo mismo que el de Samaria. También en los primeros siglos, en la llamada iglesia de la patrística: “De igual manera nosotros oímos a muchos hermanos que poseen dones proféticos y que por medio del Espíritu hablan toda clase de idiomas y traen a luz para beneficio general las cosas ocultas de los hombres y declaran los misterios de Dios, a quienes también los apóstoles calificaron de espirituales”.Ireneo de Lyon (130-202 d.C.); “Que presenten profetas como los que han hablado, no por sentido humano, sino por el Espíritu de Dios como los que han predicho lo porvenir y han puesto de manifiesto los secretos del corazón, que presente un salmo, una visión, una oración, sólo que sea por el Espíritu en un éxtasis, es decir, en un rapto o transporte toda vez que una interpretación le ha ocurrido”.Tertuliano (160-220 d.C.) mientras hablaba con Marción.” Hacemos todavía lo que los apóstoles hicieron cuando impusieron las manos sobre los samaritanos, invocando sobre ellos el Espíritu Santo. Mediante la imposición de manos se espera que los creyentes hablen en nuevas lenguas.” Agustín de Hipona (354-430 d.C.
Así mismo en las siguientes etapas de la historia eclesiástica encontramos la manifestación de las expresiones pentecostales con nomenclaturas diferentes en algunos momentos, como los del avivamiento del Siglo XVIII bajo el tema de la santidad, pero al final desembocando en experiencias confundidas con éxtasis y cosas rarísimas para la gente que no entendía lo que pasaba .

El futuro del pentecostalismo como expresión de fe alegre, poderosa, directa, sin necesidad de mediadores más que Jesucristo,  tiene un gran futuro en las zonas tristes del mundo, en los pueblos deprimidos y sin esperanza.  Para esta nueva humanidad atravesando el posmodernismo, es el paradigma más líquido posible para un cristianismo en las nuevas eras de la tecnología sub-atómica.


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