viernes, 21 de septiembre de 2012

La nueva espiritualidad tuitera




La Real academia española de la lengua, ha aceptado  para el diccionario del 2014   los conceptos “tuitear”, “tuiteo”, y “tuitero”. También : blog, bloguero, tableta, libro electrónico.

Ya escucharemos a los niños repitiendo las conjugaciones de estas nuevas nomenclaturas:

  Tuiteo, tuiteas, tuitea, tuiteamos, tuitean, tuiteáis... tuité, tuiteaste, tuiteó, tuiteamos, tuitearon... tuitearé, tuitearemos, tuitearán... tuitearía, tuiteairíamos.

 Esta es una nueva glosolalia que los del siglo pasado acaso logramos parcialmente entender. Carecemos de esas claves hermenéuticas del lenguaje evolucionado por la ciber-electrónica y la sociedad de mercado que rige la cultura.

Se están haciendo cosas que siempre se han hecho, pero de una manera novedosa: Orar, por ejemplo. Rezar para los católicos romanos.

Los jóvenes cristianos ya han comenzado a  hacer lo que siempre hemos hecho los creyentes,  pero de otra manera, mediante la tuiteoración, tuiterevangelización, y  la facebookteología. Comencemos a escribir estas palabras  sin "comillas", ya que en poco tiempo serán conceptualizaciones normales.

Se le llamará  tuiteoración a la cadena de oración utilizando las redes sociales.

Estamos en el núcleo de un huracán silencioso,  una tuiterespiritualidad, y los historiadores eclesiásticos del futuro hablarán de la escuela teológica tuitérica en contraposición con la facebólica. Y así evolucionará el pensamiento: un anticristo chateando, utilizando skype, y estableciendo su oficina en un  mall de europa o Jerusalén.

Estoy esperando que los nuevos teólogos , en su adolescencia teológica,  especialmente dominicanos, pentecostales , no exclusivamente, produzcan nuevos aportes dentro de una Teología de lo virtual.

Teólogos del futuro como Charlie Ramírez, de la escuela de pensadores del Sebid, se anime y comience a escribir junto a  Esteban, Niurca, Miguel Angel, Silvio, y otros igual de brillantes tesoros que descubrí en un rincón de Santo Domingo Norte, el Sebid,  como si fueran manuscritos antiguos pero de un valor actual incalculable. Serán los exégetas, hermenéutas y escatologistas  clasificados quizá como  tuiterteólogos, tuiteros teológicos, o seminaristas de la era del twitter.


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