Todo está muerto
Si un banco actualmente no está subvencionado ,
moriría inmediatamente,tal es la crisis bancaria , en la que se alimentan de máquinas igualmente artificiales
de reanimación para no
mostrar que están colapsando.
Son muertos pegados a vida prestada de otros muertos. Su realidad carece de humanidad.
El rescate a esos bancos ha traido mayor alejamiento al rescate de la gente, porque la filosofía y la moral
no están presentes en primer lugar en este contexto, sino los índices mágicos de la macroeconomía de burbujas.
Con el ensayo del comunismo totalitario la humanidad aprendió que endiosar al estado, sacrificar al individuo
y perseguir la religión, aceleró la corrupción interna y el fortalecimiento del capitalismo inhumano en el que estamos.
El actual sistema endiosa al mercado y hedoniza a sus símbolos en el marco de una economía sin salida, para una humanidad
que no encuentra un sentido por encima del consumo, donde se vive anhelando lo que no se tiene, insatisfechos a pesar de lo que se posee y endeudados para mantener un ridículo estatus frente a otro ser humano en igual o peor condición.
La muerte económica y la muerte moral van juntas. Y ambas son el mal olor de la neurosis en que vivimos.
Países quebrados, baños de sales, gentes arruinadas, ferias de préstamos para comprar, el crucero y el resort que se deberán a la tarjeta visa o master y el nuevo canibalismo urbano, son piezas de un conjunto preocupante.
Si la humanidad no despierta seguirá en este viaje mortal.
Nuestro cristianismo evangélico tendrá vigencia si es capaz de no hacerle el juego al descalabro moral ni
a una economía cuyo fin sea adorar cosas.
El cristianismo evangélico sabrá resurgir si sabe predicar la vida eterna como fin, y la mayordomía educativa y económica
como responsabilidad actual
Rodrigo, como siempre. Quedo casi sin palabras. Sigue escribiendo.
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