martes, 3 de julio de 2012

Lo mejor, la vida eterna





Casi todas las religiones plantean la existencia de otra vida.

En esta vida, las contradicciones, la salud y la enfermedad, las tribulaciones y los éxitos, la gracia y el pecado se encuentran muy cerca el uno del otro,  en esta vida  terrenal, independientemente de la posición ideológica o económica, abundan las cosas malas, los problemas, los conflictos, los sufrimientos, temores  y calamidades mucho más que los estados de felicidad y plenitud.

El efecto de lo caótico y pecaminoso ha dañado  todo desde los inicios" genésicos" y genéticos de la humanidad por eso, Dios  proveyó , según nos lo explica la teología paulina un plan en el que predestinó, justificó y glorifico mediante Jesucristo, a una nueva familia de hijos restaurada y redimida para un nuevo momento, eterno y feliz. La lectura de las epístolas paulinas, especialmente la dirigida a los romanos nos lo explica de una forma maravillosa, tal y como lo ve el autor del apocalípsis, en sus imágenes de calles de oro y mar de cristal.

En esta tierra de  placer y oscuridad, los llamados, los elegidos e iluminados con la buena noticia de salvación, nacidos de nuevo  por el Espíritu,   no están  eximidos  de los dolores presentes, pero,   entienden paradógicamente,  que son felices con  su misión evangelizadora  y los  dones recibidos  para aliviar  la condición humana transitoria tan difícil  de sobrellevar.

Un cristianismo que predique la vida eterna y ayude a las gentes  a salir adelante superándose  en todos sus caminos tiene  mucho futuro por lo que  no basta con meditar, hay que participar de este  mover del Espíritu hasta la creación de cielos nuevos y tierra nueva clamada en la oración  del maranatá, del creyente que espera nuevamente al Cristo de la Gloria.

2 comentarios:

  1. Muy interesante y en mi opinión atinada reflexión sobre el papel de los verdaderos cristianos.

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  2. Yo también coincido, tremendo reto.

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