Feminicidio; lingüísticamente hablando es un neologismo del vocablo inglés "femicide".
El concepto feminicidio proviene de la síntesis entre estos dos sectores literarios, uno, representado por las autoras Diana Russell y Jill Radford en su obra "Femicide. Y otro, por Mary Anne Warren en 1985 en su libro "Gendercide: The Implications of Sex Selection".Marcela Lagarde, una destacada mejicana logra castellanizar este término después del debate entre el uso de genericidio y el de feminicidio, quedando ambos resumidos en uno solo, "feminicidio".
Abortos selectivos, infanticidio femenino por discriminación de género, injusticia en la distribución de atención alimentaria o médica en detrimento de las mujeres, muertes por dote, asesinatos honoríficos en contra del sexo femenino, tráfico de mujeres, violencia doméstica, crímenes pasionales, violaciones, mutilaciones, denigración psicológica, y muchas otras formas de lo mismo son violencia aprendida que se traducen en feminicidios.
Sacando aparte los casos que deben ser atendidos en los hospitales psiquiátricos por tratarse de enfermedades psicóticas, la mayoría de abusadores no se encuentran en ese sector patógeno focalizado sino en otro igualmente dañino, diluido en una cultura degenerada que practica la violencia como medio para abusar del poder comenzando por los más débiles, niños, ancianos, extranjeros, insolventes y en especial contra la mujer. Es como una especie de código violento incrustado en la conciencia a través de ideas estructuradas que configuran paradigmas que se reproducen de generación en generación.
Una violencia aprendida por medios informales y formales, basada en paradigmas de variadas procedencias que ha dado como resultado a la peste cultural que recorre a nuestro planeta, el feminicidio.
Esto nos tiene que llevar a tomar medidas no solo pragmáticas, policiales y judiciales, sino a la revisión de paradigmas y valores.
Los paradigmas teológicos por ejemplo, son un punto sutil en la formación de la conciencia moral de las gentes, vgr. en nombre del cristianismo se han reforzado conductas criminales en contra de la mujer y de los excluidos.como el estimular la agresión varonil afirmando desde una" hermeneútica literalista" que el hombre tiene derechos sobre la mujer por ser la cabeza de ella y porque así lo manda la Biblia, ignorando a su vez, el verdadero significado por ejemplo, del concepto griego "kepale" o "cabeza"en el Nuevo Testamento cual es el de corazón, inspiración, alimentación, vida y no “superioridad hitleriana” del varón en contra de la mujer.
El varón, en esta metáfora neotestamentaria válida viene a ser el poeta de la relación, más que el tirano de la mujer y de la familia.
Un cambio teológico, como volver a la teología del Pablo, que no admitía distinción ni discriminación entre hombre y mujer, al relato del génesis donde ambos, varón y hembra tienen la misma dignidad y semejanza de Dios, nos llevará a la necesidad de una correcta aplicación de las ciencias bíblicas a favor de las metáforas plausibles para un mensaje cristiano indignado por esencia, contra el pecado de la violencia en general y de género en particular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario