Si esperamos a que la sociedad sea justa para atacar el problema de la delincuencia, terminaremos todos, siendo víctimas de los malvados, perversos, asaltantes y delincuentes que no tienen sensibilidad alguna para arremeter contra una anciana o contra inocentes niños.
Sin dejar de atacar el mal mediante programas educativos, más y mejor educación para todos, también es necesario trabajar en la ética y condición económica de los agentes del orden y en una decidida y fuerte represión contra los enemigos de la sociedad que atisban con sus trampas y violencia para robar, destruir y matar como representantes del mismo diablo.
Las iglesias, atacando el problema del pecado, la escuela luchando contra la ignorancia y la policía actuando con fuerza y valores, pueden dar mayor seguridad a la ciudadanía,
El desarrollo de la economía, en una sociedad que trabaje contra la corrupción es la clave para una sociedad con mejores empleos, mayores posibilidades para todos y menos criminales sueltos por las calles.
A nadie le gustan los impuestos, pero sólo con una racional reforma fiscal, podrá un gobernante honesto hacerle frente a los grandes desafíos de una nación que puede estar en mejores condiciones, con menos inseguridad ciudadana y mayor felicidad colectiva.
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