martes, 30 de octubre de 2012

NO RETRASES EL VIAJE DE NADIE

La medicina es buena, sirve para controlar una enfermedad, quitar un dolor transitorio, así como la cirugía ha resuelto innumerables problemas.

Pero, hay un momento que todo resulta inútil , excepto para los comerciantes de la salud.

Conocí a un destacado comunicador que fue diagnosticado con cáncer. Un cáncer de los más malos. Fue sometido a innumerables operaciones, quimioterapias, radioterapias, ritos alternativos y demás hierbas, sólo con la finalidad de irle alargando la vida, a sabiendas de que sólo se lograría tenerlo entre los mortales por un  año o a lo sumo dos, porque ciertas enfermedades informan de una u otra manera que llegaron para ser la aeronave del último viaje. 

Hay un momento en que llega  la hora de partir y no tenemos que retrasarlo en perjuicio del viajante, para que no seamos como Pedro a quién Jesús le llamó satanás por proponerle  una salida diferente a la Cruz, una "quimioevasión  redentora".

Cuando llega la hora de partida de alguien o la nuestra es un momento solemne, en que la forma del cuerpo y las circunstancias terrenales se quedan y el alma irá a la presencia de Dios.

No retrases el viaje de nadie. Déjalo partir.

 No seas como ese hombre importante, que innecesariamente pasó martirizado en una máquina de hacer diálisis  para alargar su vida unos cuantos meses más y al final vino la muerte y  quizá tendrá que pasar una eternidad en el infierno de la soledad sin Dios a quien siempre despreció.

Es más inteligente estar preparado para el viaje sabiendo el feliz destino de nuestro caminar eterno con El, con Cristo,  que pasarse la vida tratando de no entrar a ese momento victorioso de la muerte. Es mejor ser como niños que entran a los aviones riendo y jugando porque van para el parque o país con el que sueñan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario