martes, 30 de octubre de 2012

La paz que emana del vacío

Tenemos miedo al vacío porque es una sensación extraña y molesta. 

Al sentirnos así lo llenamos con todo tipo de cosas y nos aseguramos que éstas sean parte de nuestra identidad : un vicio, una religión, una persona, un deporte, un partido político, una ideología, una ambición como ser rico, o ser exitoso. 

Lo llenamos con cosas buenas o malas, pero nos engañamos al creer que esas cosas somo realmente nosotros. 

El camino del vacío tiene un sentido pero lo perdemos llenándolo de estudios, títulos y honores, para sentirnos "alguien". Pablo dice que todas esas cosas con que él llenaba su vida ahora las tiene como si fueran basura comparadas con la paz que encontró.

Si asumimos el vacío, nos quedamos solos con él, quizá aumente el malestar, pero abrimos el espacio para que lo llene la Presencia de Dios. Y entonces estaremos completos. 

Por eso cada pequeña pérdida es una pequeña muerte, y a la vez una puertecita abierta al sentido que trae esa Presencia del Espíritu de Dios, que nos llena de su paz.

La paz emana del vacío, es el resultado del nuevo residente, Cristo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario