miércoles, 20 de junio de 2012

Nos aferramos a creencias aunque no sean verdad


Jesús dijo que él era la verdad, no dijo que era una creencia. Se definió como el camino,  como la vivencia,  no como una creencia.

No sé exactamente porque la gente no quiere la verdad sino que quiere creencias pero pienso que las creencias sin la experiencia real de las cosas, naturales o eternas, no son más que tapaderas del temor que le tenemos  a la muerte y a lo que ocurra después de ella.

Ideas, conceptos, fetichismo dogmático, son máscaras para asegurarse ingenuamente que todo estará bien.

Yo he venido para que tengan vida en abundancia dijo el Señor de la Vida.

Las creencias no son vida abundante, son disfraces  del temor, de una sombra que se convierte muchas veces en represión, crimen en nombre de los dioses, inquisiciones, torturas y cacerías de brujas.

Tenga sus creencias, al fin y al cabo eso es válido. Pero, no las confunda con sus vivencias, con lo real, con lo sobrenatural de lo cual puede tener hermosas experiencias.

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