martes, 12 de junio de 2012

Despedidas definitivas como las de Tuco

Hace unos años visité mi país y por acompañar a un amigo que iba a cobrar una factura de su empresa, llegamos hasta cerca de la casa de mi padre que no veía hacía varios años, lo visitamos, pidió oración, se reconcilió consigo, conmigo y con Dios por mediación de Cristo.

Cuando regresé al país donde resido me dieron la noticia que unas horas después de mi visita, mi papá había muerto.

Estoy nuevamente regresando de otra visita a mi país y recibiendo la noticia de que Tuco Naranjo, un amigo de muchísimos años, que encontré en la calle cargado de mucho dolor y enfermedad, con el cual hablé y sin muchas palabras se reconcilió con todo, con la vida, con sus amigos y con Dios. Hoy, ya en mi casa, recibo la noticia que unas horas después de eso partió con Cristo.

También tuve otros encuentros inesperados con gente que sé que no morirá a causa de eso, pero que también fueron significativas. Nos despedimos y sé que nos volveremos a ver.

Pero a mi papá y a Tuco Naranjo no lo volveré a ver más en esta vida.

Hay despedidas que son definitivas y que hay que recordarlas con paz, si es que Dios nos las permitió para enseñarnos que sus senderos son insondables.

Paz a mi amigo Tuco.

1 comentario:

  1. Definitivamente Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y nos lleva al lugar en el momento que es requerido.

    Así sucedió con su visita, Dios lo necesitaba para completar su plan, para ayudar a Tuco en el inicio de su viaje a la eternidad y para acompañar a Ronald a despedirse de Tuco.

    Gloria González

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