sábado, 31 de mayo de 2014

CURIOSIDAD


Curiosidad es esencialmente búsqueda de información, de códigos que coincidan con lo que el genoma contiene como información de sobrevivencia. Un gato buscando en un basurero. Obviamente, no busca una gata para copular, busca un pedazo de algo comible y siente curiosidad por lo que se mueve, se siente curioso por el olor que llega a sus centros cerebrales. Curiosidad es un asunto informativo, de allí la gente pasando su televisor de canal en canal, cosa difícil en el pasado que no había control remoto. Y es que este control remoto es un pequeño símbolo además de un artefacto que a veces se nos pierde y nos sentimos desconcertados, muchas veces se nos cae y tenemos la esperanza de que no se haya dañado. Es un nuevo personaje que nos facilita la curiosidad, la búsqueda de una información que nos haga feliz por un instante, es decir que nos permita simbólicamente sobrevivir a nivel de imagen, imaginación, campo de aterrizaje a las búsquedas no expresadas, cuya base sigue siendo complejamente genética y orientada hacia la dinámica insatisfacción-satisfacción.

El autismo al igual que muchas otras enfermedades nos confrontan por la vía negativa hacia estos temas de la curiosidad. Parecen ser curiosos, parecen no serlo, desde nuestra percepción, salimos confundidos porque tenemos patrones definidos de la curiosidad en virtud del aplauso, del encontrar el Berger King en el camino o simplemente el sanitario donde depositar las incómodas heces que nuestros organismo ha depurado, gracias a la codificación biológica para seguir reproduciendo la vida.

Volvamos al asunto que nos interesa y agreguemos algún objeto aplicable. Sin curiosidad moriríamos. Si desaparece o disminuye la curiosidad la vida, la ciencia, el amor y el arte irían desapareciendo.

En los individuos jóvenes se expresa más la curiosidad. El autor del Eclesiastés bíblico no tiene mucha curiosidad, para él no hay nada bajo el sol, no así para el Apocalipsis de Juan, el futuro es profundo, tanto que la narrativa apocalíptica salta no solo como consuelo frente al desaliento sino como complejidad cósmica frente a las fuerzas conocidas y desconocidas que apuntan hacia los armagedones y hacia las nuevas Jerusalén.

Si los jóvenes son más curiosos, de ellos va a depender la sobrevivencia y la constructividad de las nuevas sociedades. Eso es un hecho y por lo tanto las fuerzas satánicas, destructivas, tienen como principal allegado a la juventud que busca y lo hace muchas veces en espacios sumamente peligrosos como la adrenalina estimulada a lo máximo, en las drogas y en muchos otros desaciertos desde el punto de vista de la sobrevivencia, los tales, esas prácticas descontroladas y tóxicas no sólo perjudican el presente propio sino que se convierten en elementos epigenéticos que trasmutaran hacia las nuevas generaciones. Esto es así, no lo podemos quitar de la realidad. Los jóvenes experimentan lo tóxico buscando curiosamente la sobrevivencia holística y crean demonios que vivirán de alguna forma reciclados en sus hijos y nietos.

Por otra parte y de forma exclusiva, una juventud curiosa quiere abrirse paso por medio de contenidos positivos, saludables, pero como la vida no es maniquea sin duda se producirá una mezcla. Cuál será la mezcla en los próximos cincuenta años, cual el futuro de una nación o territorio. Seremos sin duda esa mezcla entre lo que plantea Eclesiastés y las posibilidades apocalípticas.

Entre la curiosidad mórbida y la curiosidad creativa. Entre lo curioso destructivo y lo constructivo se abre un espacio de la curiosidad residual. Con esa se tendrá que manejar el ser humano siempre. El robar el fuego a los dioses o comer el fruto prohibido, es danzar entre los abrojos y espinos de lo morboso y las luces de la ciencia desconocida, que redundan en una tecnología fruto de la curiosidad que se ve evacuada en los sistemas más sofisticados de diversión.

La sobrevivencia buscada desde la curiosidad, va mutando hacia lo divertido de una sociedad saturada y deseosa de mayor curiosidad a bajo costo: religión divertida, matemática divertida, comida divertida, sexo divertido y por supuesto sufrimiento divertido, o simplemente la cara divertida del sufrimiento.

Con esos ingredientes se llega a un siglo XXI que produce guerras divertidas y busca una política igualmente divertida. Cómo hacer divertida la marginalidad. Por supuesto que por medio de una O.N.G. algo realmente divertido, curioso y aparentemente humano y revolucionario. La revolución divertida ya no de paz y amor de los hippies, sino el concierto de inversiones divertidas, para seminarios, congresos y eventos de sala de hotel de seis estrellas, las de cinco quedarán en el pasado siglo anterior, hoteles, repetimos, por decir salas de glamour de humanismo sentimental donde se construye de forma fantástica esa gran revolución de lo divertido, a partir de las curiosidades de los sufrimientos reales, pintados con el condimento de lo entretenido.

Estamos en un mundo en que todo debe ser lúdico, entretenido y curioso. Comidas curiosas, libros curiosos, series de televisión curiosamente tensas y catárticas buscando lo transferencial.

Aterricemos. Un niño llamó al aeropuerto y les informó de una bomba en el avión cuyo vuelo se vio trastornado por la curiosidad de saber qué realmente pasaba. No fue divertido. Pero para la mente del chico sí lo fue. Este chico nos gobernará dentro de una década.

La curiosidad del científico inventan la diversión financiera del laboratorio que negociará su talento, vendiendo la mercancía a los usuarios y aquellos que no puedan adquirirlo por ser del mundo no divertido de la pobreza, se sentirán curiosos de cómo obtener los beneficios del maravilloso vinagra desconocido hasta la fecha en que vio la luz, esperanza química para un público impotente, una humanidad que teme la decadencia sexual y se precipita hacia la curiosidad erótica y pornográfica en búsqueda del famoso orgón de Wilhelm Reich. Lo que pasa es que las O.N.G. no regalan sildenafil, pero sí preservativos. El control de la natalidad es una agenda de un orden diferente al de la distribución de placer para las impotencias o más decentemente las difusiones sexuales.

La curiosidad está metida en agendas, en archivos como los de la computadora, y los mismos son de propiedad política de los dueños del mundo. Se seguirá utilizando gasolina como combustible para automóviles mientras los dueños de las guerras tengan de dónde sacar el petróleo.

La curiosidad va al ritmo de estas agendas. Pero como tienen su compulsión propia, se desborda y aparece en forma de patología, de dolor social, de chamanismo, de asalto a la planificación de los agendadores. Esa curiosidad que no acepta hacer la fila y esperar su turno, se transforma en sorpresas aleatorias, gobiernos de personajes folclóricos, de izquierdas recicladas, de religiones asociadas con lo que menos nos pudimos imaginar, teología de la liberación con diversidad sexual, marxismo con empresa privada global, la bisexualidad como amenaza indefinida y la nueva normalidad, antigua patología hoy vista como virtud escapada del tiempo definido por las agendas. En agenda está el matrimonio de personas del mismo sexo, pero sin duda esa curiosidad por lo no convencional que representa ese fenómeno se escapa y amenaza sociedades africanas y latinoamericanas conservadoras que se resisten no solo a eso sino a tener mujeres en el sacerdocio romano, temas de agenda política que obligarán a esa institución a doblegarse frente a la nueva religión curiosa de las nuevas agendas recreativas del nuevo orden mundial. Todo es cuestión de tiempo y aleatoriedad.

La curiosidad mató al gato, dice un dicho. Pero los demás gatos aprendieron.

La curiosidad mató el viejo paradigma, aunque sobrevivan sus sombras. Pero, los demás humanos aprenderán a sobrevivir y crear nuevas estructuras de convivencia y economía social.

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