martes, 30 de diciembre de 2014

Actualizaciones malas actualizaciones buenas ¡cuál quiéres!


Tengo un nuevo celular, muy inteligente, al igual que todos estos aparatos nuevos con sistema Androi, disponen de un ícono de Play Store donde se te ofrecen ACTUALIZACIONES a los diferentes programas y la posibilidad de bajar otros, por ejemplo una cámara fotográfica, un reloj despertador, una grabadora, radios FM, etc.
Toda esta tecnología trata de replicar lo que tenemos en nuestros cerebros, las novedades de la tecnología suponen la existencia de computadoras y del internet. Todo ello reflejo de lo que realiza nuestro cuerpo y mente. Nuestro cerebro y alma. Tanto la parte física del ordenador como la parte no física, donde están los programas.
El punto es que si no actualizamos los programas, nos quedamos atrás y puede causar problemas al sistema.
Los peligros, son programas parásitos, virus. Son parte de los obstáculos para que todo nos salga bien en nuestras pequeñas computadoras, hoy celulares y en los demás ordenadores y servidores.
Cuando uno piensa ya sea despierto o en el sueño, o quizá entre ambos, en el semisueño, en la famosa pavita de sillón. Así le llaman acá donde vivo. A ese sopor de estar medio dormido o casi dormido o dormido cabeceando en un sillón, cuando estamos así, nos encontramos ACTUALIZANDO información que nos cargará, recargará o actualizará determinados programas.
Por ejemplo, una persona que revive hacia el pasado una determinada frustración, la dejó su marido, lo expulsaron del colegio, lo despidieron del empleo, en determinado tiempo de su vida, una persona con esta vivencia, a la cual no le ha cerrado puertas, no la ha entregado en manos de Dios, no la ha tirado al fondo del mar. No se ha perdonado, o simplemente, no ha hecho un despojo, declarando que nada ni nadie le ha hecho ningún mal. Que eso no tiene ya existencia, sino ha hecho esto, esta persona fortalecerá ese estado de desgracia, ese programa de dolor y sufrimiento ilusorio, ya que no existe.
La Biblia recomienda no traer a la memoria las cosas pasadas, refiriéndose a cosas malas. Y esto es una gran verdad. Si las traes tanto despierto como antesala para el sueño, reforzará ese cuerpo mental, espiritual de negatividad. El apostolo Pablo recomendaba pensar en cosas buenas, virtuosas. Pensar no en lo pasado, dejando atrás las cosas viejas, pasadas poner la mira en las cosas de arriba, en un futuro glorioso.
Somos observadores en especial de nosotros mismos. La física cuántica ha demostrado que el observador le da vida a lo observado. Así que cuando observamos el pasado, le damos vida a algo que ya no existe. Le damos vida a ese episodio negativa, a esa violación, a ese robo, a esa estafa, a esa traición. Damos vida a lo que contemplamos, a lo que observamos. Si no observas a tus hijos, los mata. La indiferencia y la evasión matan. La observación da vida. Mirar las cosas malas del pasado, mata. Destruye y roba el gozo. Satanás viene a eso, a destruir, robar y matar. Te mete en culpas del pasado, te mete a resentirte con Dios por algo en que Dios no tuvo culpa. Te introduce en maldiciones, te estanca en el viejo pasado doloroso y te culpa. Si observas eso, le das vida a satanás. Si no lo observas, lo matas al él., me refiero a sus obras. El hijo de Dios vino a dar vida, a deshacer las obras del enemigo. Pero ud. las alimenta cuando se queda contemplando el pasado.
La física cuántica ha demostrado que el observador da vida a lo observado y cambia su comportamiento. El futuro no existe, pero cuando lo imaginas, cuando lo anhelas, cuando lo sueñas y lo observas, lo haces posible, lo creas como posibilidad, lo activas como programa en el mundo espiritual, en el gran universo de materia prima de cosas lindas, lo puedes ver en armonía con las cosas hermosas que Dios desea y tiene para ti.
Así que cuando te tires tu pavita, es decir te pongas a cabecear en un sillón, o medites sobre tu vida, o simplemente camines en el parque de los árboles hermosos y sombras doradas, piensa en el futuro glorioso que te espera. Ve a dormir entregándole a Dios lo que te preocupa. Entra en el sueño observando no lo viejo y pasado , sino lo que es posible sí crees. Todo es posible, dijo el Señor Jesús, todo, para el que cree. Milagros, prodigios, sanidades. Puertas abiertas. Son cosas que Dios ha dispuesto en forma de materia prima para que su lugarteniente, el ser humano las construya como futuro.
Veo en la ciudad donde vivo nuevas carreteras nunca vistas en este país, túneles, metros, elevados, etc. Maravilloso. Alguien tuvo que soñarlas. Un presidente dijo que soñaba con ver en este lugar un Nueva York chiquito, y cuando paso por Villa Mella, debajo de los trenes del metro, por esas calles, parece que se transita por trechos de Nueva York. Algunos no les gusta, pero mi punto es que antes no existían. Alguien las soñó. Si se hubiera quedado contemplando el pasado, seguiríamos con los mismos entaponamientos del tránsito tan odiosos del pasado. No han desaparecido, pero prefiero estos a los traumas que causaban los de hace casi treinta años en que llegué a esta ciudad.
Veo igualmente gente que no avanza, que todavía cree en dictaduras, de derecha y de izquierda. Incapaces de soñar nada nuevo. Veo cristianos todavía anclados en el legalismo y en un tradicionalismo improductivo. Veo a otros anclados y atormentados por negar todo lo milagroso, cacareando todavía los argumentos de por ejemplo la teología de la liberación de los años 70. Observando el pasado.
Veo a otros cristianos, mirando hacia el futuro, soñando con nuevos mundos, haciendo una lectura actualizada de las Escrituras para encontrar motivación para construir sus vidas y sus familias.
Lo dije sólo como ejemplos. De qué. De actualizaciones tanto negativas como positivas.
De usted depende. El futuro está para el que ame la realidad que construya como dijo Silo.
Sueñe con hijos hermosos. Sueñe con un futuro de gloria. Sueñe con el cielo. Sueñe con ángeles. Sueñe con amor. Compasión. Restauración. Perdón. Prosperidad. Con Paz, Fuerza y Alegría. Corte para siempre el pasado, no lo observe, déjelo que muera tranquilo.

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