martes, 13 de noviembre de 2012

Aburrimiento


"El aburrimiento es el sentimiento de que todo es un desperdicio de tiempo; la serenidad, de que nada lo es."
Thomas Szasz

La serenidad nos permite tomar las cosas en sus múltiples dimensiones sin prisas, ni ansiedades. La serenidad no es aburrimiento.

El aburrimiento es la falta de interés, diversión, entretenimiento, motivación, deseo y pasión. La serenidad es tener el estómago espiritual lleno y tranquilo, es hacer la digestión del alma.

Si leo los evangelios encontraré a un Jesús que se indigna pero no se aburre, se alegra, llora y
tiene hambre, se angustia, pero nunca aparece aburrido. Sereno, planteando bienaventuranzas, como las de los mansos y los pacificadores.

Aburrido está un niño cuando se está portando mal, no encuentra algo que lo estimule y lo mantenga jugando. El estado natural de un niño no es estar aburrido, es el juego, la actividad, el aprendizaje dinámico o sereno, cuando duerme.

Jesús dijo que teníamos que ser como niños, como él, sin aburrirse.

Buscar algo importante, estimulante, de provecho para hacerlo y meditar con serenidad frente mirando el atardecer sentado en la montaña o en la playa, es la medicina por excelencia para no estar en esa condición tan desagradable de estar aburrido.

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