jueves, 29 de noviembre de 2012

La importancia de un paseo romántico



Las parejas que se aman no pueden dejar morir el romanticismo, porque éste le da un sentido poético, mágico, extraordinario y bello a la relación. Le da el toque de sabor, textura, perfume y brillo a la relación.
La realidad es suficientemente objetiva, a veces dura y hasta más de ahí, eso es inevitable, así es la vida, pero la canela, el clavo de olor, la nuez moscada,  la imaginación, lo sub-real, lo artístico y musical hacen posible que las durezas se viertan a nuestro favor y se salga a flote a través de una sonrisa en el trayecto de un paseo o una cena romántica.
Por eso es importante el romanticismo.
Las parejas que dejaron de ser románticas se murieron, se secaron, se han visto separadas por el ignoto fantasma de la rutina, el aburrimiento, y la frustración.
Cada vez que pueda y lo sientas necesario, ponte romántico, y verás que el día o la noche te regalarán alguna luz, proveniente de una nueva estrella creada en ese instante  para los que no renuncian a seguir amándose, como tu yo. Dedicado a mi esposa y a todas las parejas de Camino de Restauración

martes, 20 de noviembre de 2012

Me siento bien


Me siento bien. Esta es una expresión muy interesante. Puede ser un cumplido, no verdadero, sino para salir del paso. Puede ser una declaración y realmente no estarlo. Pero, cuando el sentirse bien corresponde a esa agradable sensación de que se está en control, de que se aceptan las cosas como son, que se asumen las responsabilidades y se están realizando ciertos proyectos de vida, entonces es muy  bueno decir, me siento bien.

Me siento bien es una expresión que no se compadece con estar enfermo, postrado en una cama, lleno de dolores y malestares. Uno se siente bien cuando su cuerpo está bien.

Me siento bien, no rima con estar en ruina, sin empleo y sin familia.

Hay razones para sentirse mal.

Una expresión intermedia es "me siento mejor", esta vía generalmente conduce a "me siento bien".

Una expresión estancada es "me siento igual de mal", nada parece variar, y quizá camine hacia

un estar peor.

Una expresión derrotada es "me siento cada vez peor".

Qué sería sentirse óptimo, por encima de estar bien o de estar mal condicionalmente.

Reposando en Dios. Ese es el estado de perfección anímica, aún cuando las circunstancias

no nos estén favoreciendo. Generalmente ese estado te lleva al de aceptación gozosa y puedes

decir sin dificultad ni hipocresía, "me siento bien". Muy bien. Victorioso, Bendecido. 

Cómo comenzar a trillar este camino. Respuesta: siendo humildes, no soberbios. 

Humillándose delante del Creador, como criatura finita. A los pies de Jesús.


 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:6-7

jueves, 15 de noviembre de 2012

No te vayas de tu país


La gente no debería dejar su país

Circunstancias de variada índole., vocación religiosa,ambición, hambre  y estupidez hacen que una persona deje su país natal y vaya a vivir a otro, como lo hizo un amigo mío a su edad avanzada. Sé que tarde o temprano se arrepentirá de haber dejado a sus ancianos padres, a sus hijos, a sus nietos, a sus seguidores políticos y religiosos, porque dónde estaría mejor sino con los suyos.

El país de uno es como la madre, no se puede cambiar por otra.

Parte de la identidad que se le pega a un individuo y lo define es su cultura y esta se da en el contexto de su país de origen o adoptivo si crece desde pequeño en otro sitio. Los latinoamericanos que llegaron muy pequeños a Estados Unidos, o los hijos de latinos nacidos en suelo americano, realmente no son hispanos son americanos, por la cultura asimilada. Esto es otro caso, a ellos no me refiero.

He vivido por muchos  años en un hermoso país que no es el mío,llegué a los 34 años y ahora tengo 58  pero en el fondo de mi corazón sigo siendo lo que soy, un nostálgico costarricense que añora la tortilla y el gallo pinto. No vine a buscar dinero, pero lo que encontré es valioso, aún así,  nunca pude dejar de ser lo que soy en virtud de mi arraigo al pueblo que me vio nacer.

Cuando me piden consejo sobre buscar vida en otro país, aconsejo no hacerlo, sino explorar todas las posibilidades en su mismo medio.

Sobre ir a otro país con una beca para estudiar o especializarse eso es excelente, sobre todo si se desea regresar para aportar a la madre patria que te dio parte de tu ser.

Viva el nacionalismo. Creo en el patriotismo y en la identidad étnica y cultural de cada pueblo.

martes, 13 de noviembre de 2012

Aburrimiento


"El aburrimiento es el sentimiento de que todo es un desperdicio de tiempo; la serenidad, de que nada lo es."
Thomas Szasz

La serenidad nos permite tomar las cosas en sus múltiples dimensiones sin prisas, ni ansiedades. La serenidad no es aburrimiento.

El aburrimiento es la falta de interés, diversión, entretenimiento, motivación, deseo y pasión. La serenidad es tener el estómago espiritual lleno y tranquilo, es hacer la digestión del alma.

Si leo los evangelios encontraré a un Jesús que se indigna pero no se aburre, se alegra, llora y
tiene hambre, se angustia, pero nunca aparece aburrido. Sereno, planteando bienaventuranzas, como las de los mansos y los pacificadores.

Aburrido está un niño cuando se está portando mal, no encuentra algo que lo estimule y lo mantenga jugando. El estado natural de un niño no es estar aburrido, es el juego, la actividad, el aprendizaje dinámico o sereno, cuando duerme.

Jesús dijo que teníamos que ser como niños, como él, sin aburrirse.

Buscar algo importante, estimulante, de provecho para hacerlo y meditar con serenidad frente mirando el atardecer sentado en la montaña o en la playa, es la medicina por excelencia para no estar en esa condición tan desagradable de estar aburrido.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La gente se siente mal.


La crisis del estar
Se le llama "crisis del estar" a las condiciones en que se encuentra y se hallará  el planeta debido a los cambios ocurridos en el mismo por la intervención humana.
Esta "crisis del estar"  convive, compite y se asimila con la "crisis del ser".

El mundo está mal y la gente se siente mal.

Una espiritualidad  basada en genuinos valores cristianos podría marcar la diferencia si logra revolucionar el rumbo de la conciencia humana.

Si el amor, no el romántico, sino la aceptación de la responsabilidad por ser mejores espiritualmente hablando llegara a producir una nueva condición en esa conciencia humana, si esa semilla de la Palabra de Dios, se lograra  meter en una tierra apropiada  de la mente, del alma, del  interior, y lograra germinar, de forma personal y social al mismo tiempo,  una nueva forma de ser y de estar , aparecería como cambio o nuevo nacimiento, un avivamiento, una visitación del Espíritu Santo con la Buena Nueva despojada de la religiosidad convencional.

Parece ciencia ficción , pero no será así, si comenzara este cambio,  en alguien que desee una nueva oportunidad.

Las personas que sobreviven a un intento de suicidio y encuentran la luz de Cristo, testifican el cambio.

La humanidad camina hacia un colapso y se encuentra viviendo un  deseo de suicidio colectivo solapado tras la ilusión. Son sus síntomas las pandemias de  obesidad, la burbuja del culto a  la macroeconomía,  la fobia al silencio, las peleas de perros, los concursos de belleza, la narco-política   y el consumo compulsivo.

 Cada una de estas aseveraciones requiere un tratamiento especial para ser investigado con atención por los intelectuales inquietos de la sociología, la religión y las ciencias en general. Todas apuntan hacia una depresión desenfrenada y global.

Tocar esos fondos es una condición evolutiva  para  la recepción de una nueva forma de evangelización  genuina que actualice a   Jesús, quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos,  para este nuevo tiempo.

Un evangelio que modifique el estar por medio del Nuevo Ser, la nueva criatura, el hombre nuevo, el espiritual que camina hacia ser un ciudadano de un nuevo cielo y una nueva tierra, dibujados en la Revelación  por Juan en Patmos.